En nuestro entorno se oye hablar muchas cosas sobre la magia. Que si es buena o mala; que si Dios la aprueba o no; que si funciona o es pura charlatanería…

Creo que es importante aclarar qué es la magia. Si tenemos claro qué es, podremos saber qué dice la Biblia respecto a ella, y si es el tipo de magia del que habla la Biblia o si es otro tipo de magia.

Para empezar, hablaremos un poco de lo que todos sabemos sobre la magia. Ésta nos ayuda a obtener lo que deseamos con un mínimo esfuerzo (en ese momento, quizá requiera de algún tipo de sacrificio) y, lo más importante, sin ayuda de Dios.

Todo lo que hacemos sin la ayuda de Dios está, por defecto, en contra de su voluntad. Dios mismo nos dice en la Biblia que si le pedimos lo que Él quiere para nosotros, Él nos lo dará. Pero si no le pedimos cosas conforme a su voluntad, pues no nos las da.

Éste es el origen del problema… que Dios no quiere darnos lo que le pedimos. Pero Jesucristo mismo dijo que pedimos, pero pedimos mal, porque no pedimos lo que debemos. Si Dios no lo da, entonces no debe ser para nosotros, al menos no en ese preciso momento.

Ése es otro problema: lo que pedimos lo queremos de inmediato. Dios tiene determinado el momento en el que recibir las cosas es bueno; si le pedimos algo que sí es para nosotros pero no en ese momento, pues Dios no nos lo da, porque no es bueno que lo tengamos en ese momento. Igual ocurre cuando nos quita algo, pues si Él da y Él quita, nos quita bajo las mismas premisas que nos da: a saber, cuando es bueno que lo tengamos, nos permite tenerlo, y cuando ya no es bueno que lo tengamos, nos vuelve a dejar sin aquello que nos permitió tener por un tiempo.

La premisa de que Dios da y Dios quita es la base para la propiedad. De modo que buscar tener algo sin la autorización y consentimiento de Dios, es una violación a la propiedad, pues deseamos tener algo, y buscamos los medios para obtenerlo, sin tener el derecho, ni la autorización, ni la bendición de Dios para poder disfrutar de lo que nos da.

Teniendo en cuenta estas cosas, podemos decir que magia es buscar tener lo que no nos pertenece cuando no nos corresponde tenerlo sin tomar en cuenta a Dios para obtenerlo. Así, podemos considerar muchas cosas como magia. No obstante, no estamos hablando (necesariamente) de poderes sobre naturales ni fuerzas mágicas… Estamos hablando de nuestra relación con Dios.

Él decidió desde el inicio de la creación que las cosas deben obtenerse con esfuerzo y creó el trabajo. El trabajo existe desde antes de la caída de Adán, y Dios se lo dio como una bendición; la maldición en lo referente al trabajo consiste en que el trabajo nos canse, nos agobie y sus resultados no nos satisfagan. De modo que la idea de obtener algo sin esfuerzo, por mis propios medios y sin la ayuda de Dios es del todo diabólica, pues no estaba en los planes de Dios desde el comienzo. De hecho el esfuerzo puesto en la consecución de algo es un placer en sí mismo, y Satanás, al decirnos que no debemos esforzarnos para conseguir algo, intenta privarnos de ese placer que Dios creó.

Poco a poco iremos viendo algunos tipos específicos de magia que practicamos (sí, me incluyo a mí mismo), para poder estar alertas y tener oportunidad de arrepentirnos y pedir perdón.